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DIEGO EL MAGO DEL PUEBLO parte 2 Por Elmer Van Hesse

Escrito por el 23 diciembre, 2020

Por Elmer Van Hesse

La mano de Dios
Los caretas

-La energía que irradió tu imagen – le dije a Diego- fue un bálsamo para aliviar del dolor del Covid a millones de personas que pasaron uno de los años más duros desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

-Elmer -me contestó- , las demostraciones de todos me llegan y estremecen, pero lo del Negro me erizó hasta el último pelo. ¡Ojo, no me puso piel de gallina eh!

Diego, inconfundible.

-¿Te referís a Pele?

-Claro, un gran mago, ¿quién más podía ser?

Pelé sostuvo: “Con esta particular manera tuya, enseñaste que tenemos que amar y decir «te amo» mucho más a menudo…”. “Un día, en el cielo, jugaremos juntos en el mismo equipo”. La introducción para hablar de La Mano de Dios, en la casa de Dios viene de alguien que aún está en la tierra. Son los juegos del Universo.

-Basta de hablar de la Mano de Dios como símbolo del pecado -dijo Bobby Charlton dejando su habitual compostura británica.

-Viniendo de vos vale doble -retribuyó.

-Lo tuyo fue la Justicia Divina -agregó-, nosotros premeditadamente le robamos el partido a la Argentina en el Mundial de Inglaterra de 1966 y además nos cobraron un gol inexistente contra Alemania.

Bobby Charlton era el número nueve e ídolo máximo de la selección británica en el Mundial de ese año.

-Sos el más grande –dijo. Al despedirse no olvidó evocar su gorra Harris Tweed complemento n ecesario del Morris Mini Cooper color verde inglés.

-Diego -dijo una voz cavernosa-, me alegro que haya llegado. Por fin, vamos a poder hablar sin retazos ni tapujos.

-Mire Don Julio, -lo reconoció al instante-, yo sé que usufructuaron del negocio de construir la imagen del monstruo sobre mis hombros. Todos los países del mundo se desvivían por difundir sus programas de apoyo a los adictos. En el caso de Maradona en vez de ayuda, recibió desprecio.

-Usted quizás era demasiado joven y exitoso para entenderlo. Se lo advertí. Yo no podía arriesgar mi cargo de tesorero de la FIFA por alguien incontrolable como Usted, que no estaba dispuesto a entender razones.

-La Mafia y los corruptos, cuando aparece un testigo peligroso lo descalifican -retrucó.

-Usted bien sabe que la FIFA no puede decidir quién sale campeón. Pero sí puede asegurar quién no va a salir. En el 90 la Copa no la podía levantar, como en el 86, otra vez Maradona, nuestro acusador. Conseguimos un mexicano dispuesto traicionar su continente e inventar ese penal para Alemania en la final.

-Hace unos años me confesó un jugador alemán, que antes de ese partido un supuesto allegado a la FIFA les dijo que con aguantar hasta el minuto 85 serían campeones. Al principio lo tomaron en broma, pero cuando terminó el partido entendieron todo.

-No es que Ud no tuviera razón en sus denuncias, pero solo no iba a poder. La FIFA es demasiado grande para ponerse en contra.

El ambiente se había puesto un poco denso. Don Julio en un claro mea culpa aceptaba sus propios errores, pero el Diez no le sacaba el aliento de la nuca.

Como la gota de agua que cae después de la sequía, un canto simple y pegadizo aflojó tensiones. Pio pio pio, pio pio pa entonaba una vocecita aflautada que salía de un pecho gigante y un cuello ancho como el Río de la Plata.

-Bienvenido Diego, continuó con su típico humor Ringo Bonavena.

Oscar Ringo Bonavena fue campeón argentino y sudamericano de boxeo peso máximo. Retador por la corona mundial. Su personalidad lo convirtió en un ídolo indiscutido a lo largo y ancho del país. Murió en 1976 por una bala asesina disparada por orden de Sally Conforte, reconocida mafiosa.

Ringo, que sigue siendo un personaje, cuando se cruzó aquí con Sally le dijo: Gorda, ahora se nos acabaron los problemas: vos no tenés asesinos a sueldo y a mí las balas no me hacen nada.

Diego estaba en su salsa. Cuanto más cariño y más personajes disruptivos cerca, más alegre se pone. Pero nada iba a lograr que Don Julio escapara del resto de su interrogatorio.

Aclaradas las irregularidades del Mundial del 90, le tocó el turno al del 94 en los Estados Unidos.

-Ud. sabe muy bien que lo de la efedrina, desconocida hasta entonces en el mundo, fue un show orquestado para sacarme del Mundial. Fidel me abrió los ojos. Mi participación en ese Mundial fue un regalo del cielo para el show de los gringos. Cuanto más ruido mejor para que todo siga igual. Es como un buen amague, después viene el caño.

-Le voy a contar -dijo Don Julio-. En 1994 cometimos el error de pactar para convertir a Maradona en el símbolo del vicio. Nos convenía a todos. La FIFA tenía una causa moral para evitar que nuestro acusador levantara la Copa y los americanos tenían un actor estelar, gratis, para la campaña anti drogas.

-Me cortaron las piernas y Ud fue el cirujano.

-Todo eso yo lo habría manejado -dijo-, pero Maradona levantando la Copa era inaceptable para U.S.A. y Usted. era incontrolable. Ya sé que están repitiendo la historia de la ¨ley seca ¨, todos tomaban alcohol aunque estaba prohibido. Pero si ellos no se deciden a blanquearlo ¿qué quería que hiciéramos la FIFA o yo?

-El barba cubano también me contó que alguien tenía que ocuparse de procesar la basura que produce el sistema. Por eso no lo hicieron saltar por el aire como una cañita voladora al gordo Chavez.

-Mire Diego, tan arriba no llego. A mi nivel no tenía alternativa, era su cabeza o la mía.

Lucy in the Sky with Diamonds (LSD), guitarra en mano, arropado como en la tapa de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, entró cantando George Harrison, que esta vez se hizo presente al convite.

-Lo que se hereda no se hurta. Nosotros en Gran Bretaña en 1966 sufrimos la prohibición de escuchar rock & roll en la radio. Para oír The Who, los Rolling Stones o los Beatles había que sintonizar Radio Rock (Pirata) que transmitía desde un barco off shore. Bienvenido Diego al Club de los Grandes Magos Marginados -dijo- George mientras se alejaba rodeado de nubes color diamante y reflejos de esmeraldas.

-En Italia mientras, estaba en un semáforo con mi Ferrari nera y me abordó un tipo muy especial del que terminé haciéndome amigote. Siempre venía a la cancha. Nunca supe su nacionalidad, aunque hablaba perfecto español. Son esos personajes que pululan por todo el mundo y uno nunca sabe muy bien ni de dónde vienen ni a qué se dedican.

En una fiesta, -línea más línea menos, porque el tipo también le daba de vez en cuando-, comenzó a largar. ¨Si nosotros cortamos la entrada de droga, nos queman San Francisco, se paraliza Wall Street y Silicon Valley se desvanece. Lo que hacemos es regular los flujos. ¿Saben cuánto paramos de lo pasa por la frontera? Solo el siete por ciento.

Cosas vederes. Sancho.

-¡Y resulta que el demonio era yo! -exclamó Diego. Su rostro se veía finalmente luminoso, liberado, en paz.

Como dijo Pelé, ¨La trayectoria de Maradona estuvo marcada por la honestidad. Siempre declaraste tus amores y desamores a los cuatro vientos¨.

O´Rey tuvo razón. No pagó por sus adicciones, ni por el gol con la mano, sino porque no pudieron mantenerlo amordazado.

El cielo se oscurece, la visión se derrite, la conciencia de individualidad se funde en un torbellino cósmico imparable e inmóvil a la vez. La nada y el todo irradian una vibración que todos comprenden:

¨Aquel que se considere sin pecado, que tire la primera piedra ¨.

Elmer Van Hess (Narciso Ibañez Menta), personaje de la serie llamada “El hombre que volvió de la muerte”. Su cuerpo es comprado por un científico quien logra devolverlo a vida mediante el reemplazo de sus órganos por unos artificiales. Lo convierte así en una especie de súper humano, que ha vivido y experimentado el mas allá y ahora queda destinado a vivir muchísimo más que cualquier mortal. Entre los cambios que le han hecho, han aumentado también su inteligencia, su sensibilidad, su intuición y su comprensión de la naturaleza humana.

(Continuará)


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