La despedida
Mi situación me permite escribir lo que al mismo tiempo es una despedida y una bienvenida, tal vez por eso asumí la responsabilidad de hacerlo.
En estas horas proliferan merecidas notas, expresiones y declaraciones sobre de la vida de Silvio Marzolini por sus condiciones como deportista de elite tanto como por su trayectoria de hombre íntegro, modesto y sincero, virtudes cada vez menos frecuentes muy especialmente alrededor de la número 5. Hoy el amor al club ha quedado guardado en el sótano de los recuerdos borrados junto con las polainas, la gomina Brancato y las cuestiones de honor.
Siendo reconocido como el mejor del mundo en su puesto eligió quedarse en Boca donde jugó más de 400 partidos siempre con la misma entrega. El mundo era otro y Europa quedaba muchísimo más lejos, deportivamente hablando, solo los grandes cracks podían aspirar a cruzar el charco, Silvio era uno de ellos pero supo decir nó a las vacas sagradas de la época tales como Real Madrid o Milan. La diferencia económica entre Sudamérica y el Viejo Continente es imposible medirla con los parámetros actuales, ya entonces un jugador de esa calidad en Europa tenía su vida solucionada por generaciones.
En nuestro medio los mejor pagos podían aspirar a terminar con una casa propia, auto y ahorros para instalar un comercio u otra inversión moderada. Algunos pusieron casas de deportes, los del interior a menudo compraron parcelas de tierra pero los que no fueron muy cuidadosos o tuvieron poca suerte terminaron en la extrema pobreza. Muy triste es recordar, para el alma boquense, destinos como el de Paulo Valentim, ídolo indiscutido, verdugo impiadoso de Amadeo Carrizo al que la vida lo despidió dependiendo de la caridad pública, o el querido Pocho Pianetti que, pese a su ̈balde en la cabeza ̈., llenó de goles memorables los arcos contrarios y terminó atendiendo una estación de servicio en la zona de Barracas. En todos los casos el retiro de la actividad profesional implicaba buscar otra actividad para ganarse la vida. Antonio Roma tenía una productora de seguros y uno de sus mejores clientes era el brasileño Delem con quien se hicieron muy amigos, tiempos de caballeros…
Di Stefano, Sivori, Angelillo y Maschio, – estos tres junto a Corbata y Cruz la delantera Campeona del Sudamericano de 1959 en Perú- para mencionar los más famosos de aquellos años, acumularon patrimonios inimaginables en la plaza local. Silvio era consciente de lo que resignaba pero el amor a la camiseta pudo más.
Varios de mis jóvenes seguidores televisivos eran fanáticos de Boca – al decir de ellos, de Boca no es puede ser hincha, se es fanático o no se es Bostero- por lo que yo participé del ̈mundo Boca ̈, concepto inexistente en aquellos tiempos donde no había representantes, derechos federativos, barras bravas ni VAR ̈s para negociar resultados.
Todo se circunscribía a la Bombonera, la Candela y las oficinas de Don Alberto J. Armando -en la Avenida La Plata concesionario Ford -el Puma Armando Automotores-. River era Antonio Liberti, Velez Sardfield José Amalfitani, Racing Ramón Cereijo Independiente Herminio Sande y como dice el tango Sur ̈Pompeya y más allá la inundación ̈. Eso era casi todo.
El mundo de Silvio
Un Domingo al mediodía, sobre fines del año 1962, en el Hotel Nogaró de Avenida Diagonal Sur donde almorzaba antes de los partidos en la Bombonera el plantel y los miembros más allegados de la Comisión Directiva me hice presente aprovechando la presencia de mi joven seguidor cuyo padre era un ̈amigo dilecto ̈ de Armando según palabras del propio Don Alberto.
Boca estaba a punto de salir campeón si superaba a River en una de las últimas fechas – cosa que ocurrió gracias a la inolvidable atajada de ̈Papirri ̈ , el Tano Antonio Roma, otro gran deportista y persona excepcional- . El Presidente de Boca había prometido que le regalaría un Ford Falcon a cada jugador si salían campeones, noticia que explotó como una bomba tanto entre medios deportivos como nacionales y regionales.
El Falcon era en esa Argentina un auto de alta gama y que un Presidente regalara una flota de su propio bolsillo era algo inédito, quizás solo posible en Boca y su ̈mitad más uno ̈, concepto también acuñado por A.J.A. El anuncio fue una de las noticias de fin de año, objeto de notas, tertulias y pucho en todo cafetín de Buenos Aires que se preciara de tál así como de amplios comentarios en la Edición Oral Deportiva Edmundo Campañane que conducía José Maria Muñoz. Era aquella época dorada donde los dirigentes de futbol y la mayoría de la política salían de la gestión con menos patrimonio de cuando entraban. Como dicen las películas americanas ̈True Story ̈, historia real.
El almuerzo se demoraba más de lo previsto, José D`amico el DT estaba inquieto y Rattin decidió salir a tomar aire, Marzolini se quedó hablando con Roma que siempre tenía algún cuento para dibujar una sonrisa en la cara de sus interlocutores. Mi amiguito con sus escasos diez años vió la oportunidad de abordar al ídolo uno a uno y se lanzó hacia la puerta giratoria, una vez ambos en la vereda a lo hora de dirigirse al Rata su estampa se le hizo tan enorme que la figure del Obelisco sobre el horizonte parecía de la altura de un buzón. Presa del éxtasis el único diálogo que se atrevió a balbucear fue ̈es verdad que los Falcon se los van a regalar pintados con los colores de Boca ̈. El Rata contestó ̈no ̈, al tiempo que alguien apareció por la puerta giratoria y dijo ̈el almuerzo está servido ̈. Fin de la aventura que duró horas en la percepción de mi amiguito y más de medio siglo en su memoria, como prueba este relato.
En aquella época la vida caminaba, no corría, la televisión iniciaba la señal de ajuste cerca del mediodía y a las doce de la noche el Padre Gardella daba el mensaje de las buenas noches. Los acuerdos de palabra se respetaban, todavía Cambalache era un tango no un relato costumbrista. Las ilusiones se podían inflar tanto como los chiclets
Bazooka, una mesa de café daba vida a más historias que el almácigo de un vivero. El gol de Grillo a los ingleses fue visto y relatado en detalle por más hinchas de los que entraban en diez canchas de River. Braudio ofrecía trajes con dos pantalones y había una fuerte competencia por ser la sastrería oficial que vestía a los planteles, de traje por supuesto. Armando chocaba su Falcon 0 KM en su trayecto hacia el canal de TV. donde irrumpió al aire para increpar a Dante Panzeri que estaba hablando mal de Boca y su presidente.
Ir a la cancha era un programa de día completo, comenzaba a eso de las once de la mañana para llegar a la Tercera donde se podía mirar a los pibes que tenían pasta de cracks., a esa hora se conseguía un buen lugar en la tribuna donde además del partido se vieran los tableros codificados que mostraban los resultados en las otras canchas. Con suerte alguno tenia una portátil cerca pero eso no era seguro y tampoco se le podía estar preguntando cada vez que hiciera un gesto ¿quién hizo gol?. La popular era muy divertida, no existían ̈barras bravas (delincuentes institucionales), el duelo de cánticos locales vs. visitantes era parte del espectáculo y las ocurrencias de los hinchas daban para escribir el libreto de Telecómicos de Aldo. Camarota o la Revista Dislocada de Delfor , que dicho sea de paso se escuchaba en la radio del colectivo camino a la cancha sobre las doce del Domingo.
El carnet de socio daba acceso directo a las tribunas, entrando a la Bombonera desde temprano se escuchaban los altoparlantes anunciar ̈Si su piloto no es Aguamar, no es impermeable le puedo asegurar ̈. que sonaba casi como un himno. Los días de frío mientras uno se refregaba las manos para desentumecerlas no había mejor melodía para el corazón que escuchar ̈Fee , fee. fee. Sorocabana cafe ̈. en la bandeja inferior el hombre era un negro color brasileño pero uruguayo grandote y simpático al que los muchachos rápidamente bautizaron ̈morcilla ̈. Otro habitué era el vendedor de masticables, también con su melodía particular, en este caso ̈Chuengaaaa, Chuengaaa ̈ -adaptación fonética porteña de Chewing gums-.
El que tenía mucha suerte, promediando el primer tiempo de la Reserva lo podía encontrar en medio de la popular a Armando – si Alberto J Armando presidente de Boca- vendiendo gorras que autografiaba para recaudar fondos para la Candela donde se daba alojamiento a los pibes de las inferiores provenientes del interior. Precisamente fue en la Candela donde mi pequeño amigo, de escueto intercambio con Rattin, tuvo un diálogo memorable con el Cholo Simeone en la víspera de la primera final de la Copa Libertadores entre el Santos de Pele y Boca. ¿Cómo están para el partido de mañana ? fue la pregunta, lo increíble mirado desde hoy fue la respuesta del Cholo ̈bien con mucha confianza, a mí me toca marcar uno grandote que dicen que es muy rápido, se llama Pepe ̈, a Silvio le toco marcar a Dorval contando obviamente con la misma clase de información. Alter tempi. En la actualidad cada jugador mira decenas de videos de sus contrincantes, conoce que jugadas hace, con quién se entiende y hasta cómo estornuda…
Si la hinchada es el jugador número doce, la voz del estadio era el doce y medio sobre el fin del partido de reserva comenzaba a latir la Bombonera cuando se escuchaba: Roooma …..Maaarzolini, RRRatttiinnn, Vaaaalentimmmmm. Después el delirio: Si si señores yo soy de Boca , si señores de corazón y cuando el equipo tocaba el césped un griterío más agudo aunque no menos potente, todo para Marzolini: la popular de mujeres donde Silvio era objeto de amor, admiración e idolatría.
No es la muerte, es nuestra vida
Dejenme participarles una historia personal que también termina remitiendo finalmente al querido Silvio en su pasaje a estas alturas.
A menudo cuando me cruzo con la muerte escucho la misma reflexión.
¿Por qué los humanos me miran tan mal? con una mezcla de odio, pavura y negación. Solo me asocian con el mal, el sufrimiento y la oscuridad. Con la excepción de muy contadas civilizaciones, los aztecas, los mayas y algunas otras culturas, me han convertido en un sinónimo de la desgracia. Los narcos y otras bandas de asesinos rinden culto a mi imagen como ̈San La Muerte ̈. lo cual lejos está de mejorar mi imagen ante la especie.
Este hostil concepto que merecía la muerte ante los ojos de los humanos siempre me pareció una injusticia fruto de la ignorancia y los prejuicios. En primer lugar porque ella solo abre la ventana para el tránsito a otro plano donde la luz y la oscuridad depende de las condiciones del paso por la vida de cada alma. También porque este paso representa la superación limitaciones formales de tiempo y espacio a que está sometida la materia. Al mismo tiempo millones de veces el proceso libera de un sufrimiento atroz al que están sometidos los desechos humanos que permanecen con vida. Por último pero no menos importante porque sin la muerte no existiría la vida, no podría haber nuevos nacimientos. Se festeja la vida que llega y se maldice la muerte que la hace posible.
Cuando sentí la presencia de Silvio y comencé a ser testigo directo en cafés, hogares y corazones de la pena profunda con que muchos recibieron la noticia, en ese momento aspiré la misma atmósfera de dolor que cuando se muere un padre o una madre, ya de edad avanzada, donde el duelo no el por el anciano, cuyo paso por la tierra está cumplido con creces, sino por una parte de nuestra propia historia que se va con él y como dice el tango ̈que ya nunca volverà ̈.
Esto es lo que sucede cuando un ídolo se vá, máxime cuando a sus condiciones profesionales sumó un ser humano sincero y honesto que formó parte de los sueños, admiración y respeto de tantos. De los miles y miles de corazones lastimados por esa herida que nunca terminara de cicatrizar muy poquitos habrán tenido contacto personal con Silvio, la mayoría lo habrá seguido a través del foso de agua que rodeaba el césped de la Bombonera y muchos otros lo habrán recibido en sus hogares años después comentando futbol a través de la pantalla que ya lucía la policromía del Sistema Pal N. Sin embargo, a los grandes ídolos les están reservados dones tales que les permiten entrar hasta lo más hondo de nuestros corazones sin siquiera haber golpeado a su puerta.
Con esta inspiración convertida en certeza volví al encuentro con la muerte y le pude decir por primera vez, ahora tengo una respuesta para tú desazón, los hombres no te odian, temen o maldicen porque te lleves a quienes mueren sino porque con ellos te llevas una parte de sí mismos.
Si fuera uno de Uds. me gustaría terminar este relato diciendo como el tango Volvió una Noche – Gardel y Le Pera- ̈con esta cara de mujer vencida me dijo es la vida y no la vi más ̈. pero después de haber vivido tantas vidas ya sé que la muerte es una parte tan esencial del Universo y de la vida como las flores que nacen en la primavera y los óvulos que fecundan en los vientres de las futuras madres.
La bienvenida
La llegada de Silvio fue emocionante, para ponerle un calificativo propio del lenguaje oral que aqui no tiene cabida por sus limitaciones para describir la luz y la plenitud. El primer contacto fue con Antonio Roma otro ser luminoso que fue llamado prematuramente cuando gozaba de buena salud con el arbitrio de un ̈virus hospitalario ̈.
En este espacio donde todos los seres son al mismo tiempo únicos y uno, todo es plenitud, no existen divisiones como sexo o color de piel, inherentes al mundo de las formas. Mucho menos creencias religiosas , escalafones sociales o posesiones materiales elementos que han sido instrumentados a lo largo de la historia por oscuros seres egocéntricos generando odios, resentimientos y sufrimiento en la humanidad. Quien quiera una mejor descripción puede escuchar ̈Imagine ̈ inspirado desde aquí y firmado por John Lennon.
Amadeo se fusiona con Valentim, que le alcanza la gorra que Rojitas le escondió detrás de uno de los postes del arco de Casa Amarilla. Ermindo Onega, otro ser blanco que fue llamado prematuramente, goza con las vivencias de Don Alfredo en el Real y del Húngaro Puskas que acá no tiene problemas de acento.
El ambiente se ilumina cuando se arrima otro fanático, colado en el grupo, que para su suerte no se dedicó al futbol que practicaba con gran talento pese a sus piernas chuecas -por donde podían pasar dos gallos peleando- y era su sueño, por el contrario el Universo lo llevo a trabajar en un taller mecánico de maquinaria agrícola donde se conectó con el alma de los motores y estos terminaron regalándole cinco campeonatos mundiales de Fórmula Uno. Obvio, Don Juan.
Muchos grandes transitan y están al mismo tiempo en innumerables intercambios, para mencionar solo un puñadito: Mozart , Beethoven, John Lennon, Carlos Gardel, Bernard Shaw y Oscar Wilde, Adam Smith, Karl Marx, Einstein, Newton y Lavoisier
Silvio que construyó su prestigio en base hechos y pocas palabras aqui se encuentra en su salsa, la luz se proyecta, no valen los discursos ni explicaciones cada ser es responsable por haber realizado su misión de la mejor manera posible. La llamada parábola de los Talentos difundida por el Gran Profeta contiene la esencia de la justicia Universal.
Cuidá mucho del amor de los corazones que te llevaste contigo a causa de algún sombrerito, caño o rabona que sacaste de tu galera y escondiste con tu bastón, toda la mitad más uno azul y oro pero también muchos celeste y blancos y hasta algún rojo y blanco. Yo sé que donde estás ahora la pelota nunca se mancha.
Silvio querido: Mate y asado para compartir cuentos y vivencias eternamente cuando a nosotros también nos toque participar de tu mesa.
Elmer Van Hess
-El hombre que volvió de la muerte-
Post Data para escépticos – historia real – : Como regalo para mis seguidores más boquenses les hice llegar a copia de mi encuentro con Silvio, por esas casualidades mal escritas – que en realidad son causalidades- incluí en la lista un gallina bastante fanático, aunque buen tipo. A medida que nuestro amigo leía el articulo burbujeaban recuerdos en su cerebro con un impulso tal que no pude evitar detenerme a mirarlos, lo que sigue son sus pensamientos : ̈Esto es increíble, tengo una anécdota que recordaré mientras viva con Silvio Marzolini, yo jugaba en un campeonato del Champagnat en un equipo llamado Mandingas, un día en el equipo que enfrentábamos el número 5 era Silvio obviamente después de retirado. Era bastante mayor que nosotros, caminaba por la cancha más de lo que corría a pesar de lo cuál era imposible pasarlo, parecía que había una muralla en lugar del círculo central. Promediándo el segundo tiempo me vino de atrás una pelota rápida y en mi media vuelta lo hice pasar de largo a Silvio. Caño a Marzolini!!. Por supuesto, ni bien términó la jugada fuí. y le dí un abrazo. Terminado el partido cuando lo saludaba me dijo ̈te voy a contar algo, en mi vida solo una vez me habían hecho un caño, Raúl Bernao – extraordinario puntero derecho de Independiente Campeón de América- el segundo fuiste vos. ̈ Foto con Silvio Marzolini y sin darme cuenta, como hacen los ídolos, sin pedirme permiso se me metió bien adentro en el corazón.