Nace un nuevo Moderno

Alicia de Arteaga

Una larga fila de coches oficiales en la avenida San Juan fue, anoche, la campana de largada de la inauguración por todo lo alto del nuevo Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Más de veinte años de espera y una decisión política torcieron el destino de la ampliación eternamente inconclusa. Dos directores de museos, dos ministros y el jefe de Gobierno se dieron cita en las salas puestas a punto, según el proyecto inicial del arquitecto Emilio Ambasz, aggiornado y ejecutado por el arquitecto Carlos Salaberry.

Esta ambiciosa ampliación convierte al museo porteño en una sede acorde con los estándares internacionales y  en línea con la dimensión expositiva que una ciudad como Buenos Aires merece.

Victoria Noorthoorn, directora que acredita pergaminos importantes, dio la bienvenida escoltada por Horacio Rodríguez Larreta y por Enrique Avogadro, para luego agradecer, con una mezcla de emoción y contagioso entusiasmo, el empeño puesto por la gestión  de Cambiemos para que el Moderno llegara a buen puerto.

Más allá de los detalles visibles de este cambio sustancial en el metraje, el museo tendrá ahora una cafetería comme il faut, amplia, bien atendida, con mesas para el uso común, según impone la tendencia, y cómodos bancos para hacer de la visita una oportunidad de gratos encuentros y la coartada para la pausa gourmet, tal como sucede en el MoMA, de Nueva York, o en el Palais de Tokio, de París.

La recorrida por las salas de los tres pisos permitió descubrir la calidad de la muestra Historia de dos mundos, que reúne obras de la colección del Moderno y otras procedentes de Fráncfort en una tarea de cooperación que merece ser destacada. Un esfuerzo conjunto piloteado por Victoria Noorthoorn y el curador jefe Javier Villa.

Fue una noche de fiesta, de alegría, de abrazos y de celebración para artistas, coleccionistas, amigos y curadores. Allí estaban Cristiano Ratazzi, un imbatible motor (y valga la palabra tratándose del mandamás de Fiat) de la gestión de los Amigos del Museo; el embajador de Francia Pierre Henri Guignard y su esposa Marie-Carmen Boue-Guignard; los ministros Pablo Avelluto y Enrique Avogadro; los directores de museos Andrés Duprat y Delfina Helguera, y la troupe de artistas que siempre acompañaron al Mamba, hoy Moderno, desde los tiempos histórico de Laura Buccellato convocada al podio para recibir aplausos, junto al también ex director Raúl Santana.

Allí estuvieron Marta Minujin, Eduardo Costantini, Ernesto Ballesteros, Julio César Crivelli, Jorge Telerman. Cynthia Cohen, Luis Terán, Flavia Da Rin, Carolina Antoniadis, Carlos Huffmann (hoy director de la Carrera de Arte de la Universidad Di Tella), Santiago Soldati, María Casado, Cecilia Duhau, Orly Benzacar, Estela Totah, Matías y Amelia Glusberg, Adriana Hidalgo, Luz Castillo,  Valeria Fiterman, Fernando Ezpeleta, Aldo Sessa, Chantal Erdozain, Miguel Santarelli, Matín Zanotti, José Luis Lorenzo, Florencia Valls, Guadalupe Requena, Agustín Pérez Rubio y la pionera de esta historia con final feliz: la gran coleccionista Marion Helft.

Noche de fiesta en un museo digno de la Argentina que soñamos. Todavía.