DOS CUENTOS CORTOS | Sergio Nahuel Gómez

EL RATÓN QUE CUIDA LOS DIENTES

El ratoncito Pedrito creció en una familia de dentistas. Desde pequeño fue un apasionado por la profesión.
Un día ingresó a la Universidad de los dientes, allí supo que los seres humanos como nosotros temen al dentista.
Esta situación lo motivó para recibirse con las mejores notas, entusiasmado porque quería ayudar a los niños y niñas.
Pero se desilusiono porque los padres no dejaban ir a atenderse con él, por ser del reino animal.
Finalmente  accedieron.
Los niños y niñas  se ponían tristes cuando les cambiaban los dientes, entonces Pedrito les regalaba un instrumento musical, un juguete o un libro. Enseñaba a cepillarse los dientes y a tener hábitos saludables.
Así conocimos al ratón que cuida a los dientes.

QUIJOTE

Desde temprana edad León se sintió solo en este ambiente hostil.
Lluvia y sequía intercalaban en su interior, buscaba aceptar el destino.
Anhelaba estar acompañado porque había entendido que así nos potenciamos y expresamos lo que somos: seres humanos.
Tenía la ilusión puesta en un mundo mejor, en la comunión integrada por ustedes, él y yo.
Deseaba ser integrante de una relación amorosa eterna.
Los padres creyeron que al enviarlo a la Ciudad Capital por estudio, iría a ser feliz.
El muchacho sufrió con tal decisión, no quería alejarse de La Aldea, pero sus padres pregonaron la máxima “El camino adecuado hacia el objeto adecuado”; para ellos era lo correcto.
Partió un día jueves, transitó por el sendero de tierra, había huellas de otros viajeros.
A mitad de camino una chinita lo saludó, en sus ojos vio un brillo que luego olvidó con el correr del tiempo.
Muchos años después, ya con título y reputación, se dio cuenta que el logro profesional había sido el sueño de sus progenitores.
Él estaba vacío porque no había conocido el amor.
Recordó aquella mirada, la del primer viaje, decidió regresar.

Sergio Nahuel Gómez