Aída Carballo continúa en el Museo de la Cárcova
Escrito por Pablo De Vita el 2 septiembre, 2024
(6 de Septiembre de 2024, Buenos Aires) – El Museo de la Cárcova continúa presentando Aída Carballo, una puerta abierta a lo infinito, una exposición que reúne una selección de obras y documentos representativos de su trayectoria artística y, también, de su rol docente. Aída Carballo (Buenos Aires, 1916-1985) fue conocida especialmente por el estilo único de sus grabados en los que combina elementos de la vida cotidiana con un profundo compromiso social. La exposición se organiza en tres núcleos: La Cárcova, que pone en foco su paso por la Escuela Superior de Bellas Artes “Ernesto de la Cárcova”; El alma de la Ciudad, donde se despliegan sus modos de habitar la urbanidad que, de algún modo, quedaron plasmados en su obra y Entre las aulas y el taller, dedicado a su tarea como maestra. Grabados, dibujos, documentos, cerámicas y fotografías componen el recorrido que ofrece una visión acabada de su legado. La curaduría de la exhibición estuvo a cargo de la investigadora Lucía Laumann, autora del libro Aída Carballo, maestra. Producción gráfica y derroteros institucionales en Buenos Aires en la segunda mitad del siglo XX” y es una coproducción del Museo de la Cárcova de la Universidad Nacional de las Artes y del Museo Nacional del Grabado, de la Secretaría de Cultura de la Nación. Se exhiben obras provenientes de diversos museos como el Museo Nacional de Bellas Artes, Museo de Artes Plásticas “Eduardo Sívori”, Museo Provincial de Bellas Artes “Emilio Pettoruti” Museo Municipal de Artes Visuales “Víctor Roverano” y Museo Nacional del Grabado. Fundación Espigas y colecciones privadas aportaron valiosa documentación y fotografías. Acompaña la exhibición un programa de visitas guiadas y recorridos temáticos a cargo de la curadora e invitados especiales, talleres y actividades para infancias, diseñados para enriquecer la experiencia de los visitantes y fomentar el diálogo en torno a la obra de Aída Carballo.
Aída Carballo. Una puerta abierta a lo infinito es un recorrido por las producciones gráficas y la labor pedagógica de la artista. Pero también por algunos de sus vínculos, especialmente su familia y sus estudiantes. Tanto el apoyo familiar, que permitió el desarrollo de una personalidad artística, como ciertas condiciones institucionales fueron factores fundamentales en su trayectoria. Se presenta un conjunto de piezas que permiten revisar ciertas narrativas en torno a la vida y obra de Carballo, centradas en la noción de locura, junto con algunas pistas para repensar su producción gráfica y los diversos modos en que colaboró con la formación de una compleja escena artística local.
Carballo se configura hoy como iniciadora de un linaje materno. Es decir, como una antecesora valiosa en el mundo del arte argentino. Es desde los discursos de los y las artistas que la reconocen como maestra, no sólo por su rol pedagógico sino también por su maestría, que se constituye como una referente importante. Exhibir su obra en este espacio donde funcionó la Escuela Superior de Bellas Artes “Ernesto de la Cárcova”, instancia de formación clave para la grabadora, es también revisar aquella genealogía artística masculina que ha preponderado en nuestras historias del arte y que, desde hace un tiempo, ha comenzado a fracturarse.
La Cárcova
“En la Cárcova fue donde me encontré realmente. Sentí que estaba ante una puerta abierta a lo infinito […] Sentía un esplendor de joven artista”
Aída Carballo, 1982.
En 1933 Aída Carballo ingresó junto a otras jóvenes en la Escuela de Artes Decorativas de la Nación, unos años más tarde continuó su formación en la Escuela Nacional de Cerámica con su hermana Haydée. Para quienes aspiraban a convertirse en artistas, la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova representaba el nivel culminante de la formación. En 1940 Carballo se presentó al examen para la especialización en pintura y no fue aceptada. En un segundo intento, en 1946, se presenta junto a su amiga Rosa Margarita Frey, pero esta vez opta por el grabado. Esta elección probablemente estuvo nutrida por la seguridad que le daban sus sólidos conocimientos en dibujo, adquiridos en su paso por las anteriores escuelas. La decisión no era ajena a la de muchas otras estudiantes: desde su apertura las mujeres habían sido amplia mayoría en el Taller de Grabado.
La Escuela Superior ofrecía una formación mixta, donde estudiantes varones y mujeres se encontraban en los mismos espacios. Alejada de la ciudad, proveía de un ambiente artístico estimulante, con una extensa biblioteca, talleres variados y un amplio jardín para socializar. “La escuela de la costanera”, como popularmente se la conocía, era el espacio ideal para crear: proveía además los materiales y el almuerzo de cada día.
Desde el Taller de Grabado en particular, con profesores que ya eran artistas reconocidos, se ofrecía una sólida formación en variadas técnicas gráficas, así como contenidos aplicados a las artes del libro, conocimientos sumamente valiosos para Carballo en sus futuros trabajos como ilustradora. Pero, además, facilitaba el acceso a la prensa y a un espacio de trabajo adecuado para la práctica del grabado. De hecho, es posible pensar que El corazón, la calle y la lluvia, el aguafuerte con el que ganó sus primeros premios en los salones artísticos, haya sido impreso en esta escuela.
El alma de la ciudad
“Busco el ruido de las calles de esta misteriosa Buenos Aires y me envuelve el torbellino de su tráfico, con sus colectivos hacinados en los que encuentro la charla de mis alumnas, la figura doctoral de mis colegas, e imagino sentados en sus asientos al presidente de la Nación, al Ministro de Educación, a mis vecinos de barrio, a mí misma; me alineo disciplinadamente junto a los postes de paradas y, en las largas esperas recojo el alma popular estampada en las paredes –el corazón con dos nombres y una flecha, la sigla política, la carestía de la vida-, la llevo a mis cartones. Es el alma de la ciudad transitando por mis litografías, mis dibujos, mis grabados.”
Aída Carballo, 1971.
La ciudad y las personas que la habitan son una constante en la obra de Carballo. La artista elige representarla en toda su heterogeneidad. A su vez, la palabra escrita, un recurso recurrente en su obra, construye claves de lectura, que en muchos casos aluden al contexto político-social. Tal es el caso de los afiches, parte de la cultura visual urbana, que tuvieron un auge particular durante los años sesenta. Carballo primero los representó en sus estampas y, hacia el final de su vida, se volvieron soporte para festejar el retorno de la democracia.
En sus imágenes, Carballo condensa búsquedas iconográficas, técnicas y estéticas, así como su propia manera de habitar la ciudad, en tanto mujer y artista. Así, en un contexto de modernización de la gráfica, de inserción del grabado en nuevas esferas institucionales y de expansión de la cultura de masas, la artista resignificó una tradición del grabado local en la que la calidad técnica, la representación urbana y el compromiso social juegan un rol preponderante.
Aída Carballo habita la ciudad desde sus días como estudiante de “La Cárcova”, a la que llegaba después de un largo viaje. La artista camina las calles de Buenos Aires, observa sus muros, viaja en sus colectivos, dibuja la ciudad entre sus papeles y la imprime en sus estampas:
“Lo único que sé es que amo a la gente, la calle, la política, la vida.”
Aída Carballo, 1967.
Entre las aulas y el taller
“Casi todos los plásticos jóvenes coinciden en su nombre cuando se los interroga sobre sus fervores.”
Ernesto Schoo, 1965.
“Te enseñaba lo que ningún profesor te enseñaba. En ese sentido era muy especial”
Diana Dowek, 2019.
Desde mediados de los cincuenta y a lo largo de más de treinta años, Carballo se dedicó intensamente a la docencia formando nuevas generaciones de artistas. Dio clases de Dibujo, Grabado e Historia del Grabado en las Escuelas Nacionales de Bellas Artes “Manuel Belgrano” y “Prilidiano Pueyrredón”. Organizó exposiciones de estudiantes, dio conferencias especiales y, además, apoyó los proyectos y reclamos estudiantiles. Su participación en estas actividades refleja el lugar que ocupaba como referente en la formación artística. A su vez, recibió en su taller a jóvenes artistas que buscaban continuar con su formación. Allí, como recuerda su discípula María Inés Tapia Vera, además de enseñar técnicas, transmitía otro tipo de contenido vinculado a la experiencia de ser artista. En su taller también organizó encuentros y fiestas, espacios de sociabilidad que aún hoy son recordados con cariño por quienes la conocieron.
Este profundo vínculo con los y las estudiantes quedó grabado en algunas de sus estampas, donde aparecen sus rostros representados. La actuación artística y docente de Carballo también quedó grabada en la memoria de las nuevas generaciones de artistas. Proclamada como maestra, tanto por su calidad técnica como por su rol docente, Carballo aparece en la actualidad como figura legitimante dentro de la práctica artística y del discurso crítico. Se trata de un reconocimiento que excede a discípulos y estudiantes, e incluye a artistas de procedencias diversas y públicos amplios que intervienen hoy en la escena cultural argentina. La admiración y el cariño, resultado del encuentro en las aulas y talleres, son aspectos que recuerdan frecuentemente sus estudiantes. Como algunos de sus discípulos han señalado, Carballo “les pertenece”.
Lucía Laumann
Centro de Investigaciones en Arte y Patrimonio (CIAP), UNSAM-CONICET, Buenos Aires, Argentina. Realiza el Doctorado en Historia en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Es Magíster en Historia del Arte Argentino y Latinoamericano (UNSAM), Licenciada en Pintura y Profesora Superior de Educación en Artes Plásticas (Universidad Nacional de Córdoba). Posee una beca del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina con lugar de trabajo en el Centro de Investigaciones en Arte y Patrimonio (UNSAM-CONICET), donde co-coordina el área de estudios en Arte, Género y Diversidades (CIAP, UNSAM-CONICET). Es autora del libro Aída Carballo, maestra (2023), entre otros artículos publicados en revistas académicas. Vive en Buenos Aires (Argentina).
Museo de la Cárcova | Av. España 1701, CABA
Del 10 de agosto al 27 de octubre
Días de visita: Martes a domingos de 10 a 17 h (feriados cerrado) | Entrada gratuita