Orgullo y prejuicio
Escrito por admin el 5 noviembre, 2018
El presidente iraní Hassan Rohani aseguró que su país superará las nuevas sanciones estadounidenses que entran en vigor este lunes contra los sectores del petróleo y de las finanzas. Mientras, en las calles de Teherán las consecuencias del deterioro económico se hacen sentir.
Seis meses después de haberse retirado del acuerdo nuclear firmado en 2015, el presidente estadounidense Donald Trump restableció el lunes sanciones contra esos sectores, que habían sido levantadas durante la presidencia de Barack Obama.
Las autoridades iraníes rechazaron el gesto y minimizaron su alcance. El guía supremo de Irán, Alí Jamenei, ya había denunciado el sábado las medidas de Washington, al afirmar que Trump ha “desacreditado” el prestigio y la democracia de Estados Unidos. Este lunes fue el presidente Hassan Rohani quien se mostró desafiante.
“Anuncio que vamos a sortear con orgullo sus sanciones ilegales e injustas porque van en contra del derecho internacional”, afirmó Rohani en un discurso en televisión este lunes.
“Estamos en situación de guerra económica y nos enfrentamos a un poder de intimidación. No creo que en la historia estadounidense haya habido hasta ahora alguien en la Casa Blanca que contravenga de esta manera el derecho y las convenciones internacionales”, dijo el presidente iraní.
Las medidas estadounidenses afectarán directamente a empresas asiáticas o europeas que continúen importando petróleo de Teherán, o mantengan relaciones comerciales con bancos iraníes.
Sin embargo Washington ha garantizado exenciones temporales a ocho países para continuar importando bruto de la república islámica, entre ellos Turquía y posiblemente China e India.
Para Teherán, esta restricción en las sanciones morigera la verdadera intención de Washington de cortar a cero la venta de petróleo iraní. Teherán calcula que si puede seguir vendiendo entre 1 y 1,5 millones de barriles de petróleo por día, la supervivencia de su economía está asegurada.
Las exportaciones de petróleo, que representan el 40% de los ingresos estatales de Irán según el Banco Mundial, disminuyeron en septiembre de 2,5 millones de barriles diarios a 1,6 millones.
Para seguir vendiendo su petróleo, los petroleros iraníes han estado apagando sus transpondedores para no ser detectados, pero los satélites los están rastreando.
Entretanto, la realidad de los discursos que vienen desde las autoridades iraníes no se sienten tanto en la calle, donde cada uno vive las preocupaciones por el futuro a su manera.
Las mayores preocupaciones vienen dadas porque hasta el momento el rial, la moneda local, se ha devaluado un 60% en los últimos meses y la inflación ha aumentado en un 45%. A esto se suma la imposibilidad de importar algunos productos esenciales como las medicinas.
La anticipación al regreso del embargo al petróleo ya sumió al país en recesión y el año que viene provocará una caída de 3,6% de la economía iraní, según el Fondo Monetario Internacional.
RFI