La ayuda internacional prometida cesó, nunca llegó o se la llevó la corrupción. En este contexto, la situación del sistema sanitario está “al borde del abismo”, estima Médicos Sin Fronteras (MSF). La ONG advierte que hoy el país caribeño carece de estructuras médicas y que a duras penas logran lidiar con los servicios básicos.
“El problema que vemos es que progresivamente han ido desapareciendo las instalaciones del Ministerio de Salud porque las crisis hacen que no tengan medicamentos, carburante para generadores para mantener la electricidad; no tienen banco de sangre porque no consiguen donantes y hay falta de personal”, explica Javier Fernández, coordinador de proyecto de MSF en Martissant, una barriada de Puerto Príncipe.
“Todo lo que no podemos hacer nosotros, tenemos que referir a estructuras del Estado o privadas. Pero prácticamente o no son atendidos o los atienden en condiciones que hacen que la salud o la integridad física del paciente esté en peligro”, subraya.
La falta de estructuras y recursos económicos se ve agravada por la violencia.
“En el barrio de Martissant, donde nosotros trabajamos, tenemos una media de admisión de unos 80 pacientes diarios, 2.400 al mes, de los cuales la mitad más o menos son traumas o accidentes. Un 10% de los 80 casos diarios son traumas violentos: por heridas de bala, arma blanca, agresiones. Tenemos una media de dos heridos por bala diarios”, señala Fernández. “La semana pasada, los compañeros del otro hospital traumatológico recibieron once heridos por bala por enfrentamientos entre bandas rivales; la semana anterior recibimos durante el día siete heridos de bala por un enfrentamiento entre la Policía y el grupo de Village de Dieu. Durante la nochevieja recibimos otros siete por heridas por bala. Si no es una zona de guerra, es bastante parecido”, describe Javier Fernández.