Ghosn, que llegó a Líbano, su país de origen, el 30 de diciembre, repitió que no huyó de la justicia japonesa. “Me escapé de la injusticia y la persecución”, aseguró, denunciando la “trampa” en su contra y la “connivencia” que hubo, según él, entre Nissan y el fiscal japonés para detenerlo. Se dijo decidido a “limpiar su nombre”.
Ante un público de unos 150 periodistas meticulosamente elegidos por su equipo de comunicación, el ex magnate consideró que era como un “rehén” en Japón. “Me han separado de mi familia y de mis seres queridos”, dijo. Según él, sus abogados le dijeron que podría esperar cinco años por el veredicto de su juicio.
Millones de pérdidas
En la conferencia de prensa, el ex magnate prometió proporcionar “documentos” que prueben su inocencia. Desde el principio, denuncia que fue víctima de una “conspiración” urdida por Nissan, con la complicidad de las autoridades japonesas, para destituirlo de su cargo.
“Algunos de nuestros amigos japoneses pensaron que la única forma de deshacerse de la influencia de Renault sobre Nissan era deshacerse de mí”, afirmó.
Pero, según él, su arresto ha perjudicado enormemente a la alianza formada por los gigantes japoneses y franceses del automóvil: “El valor de Nissan desde mi arresto ha caído en más de 10 mil millones de dólares. Han perdido más de 40 millones de dólares al día en ese tiempo. (…) No es mejor para Renault, porque su valor ha caído en más de 5 mil millones de euros desde mi detención, lo que significa 20 millones de euros al día”, dijo.
Carole Ghosn “no sabía nada”
Ghosn advirtió que no iba a contar cómo huyó de Japón. La historia de esta increíble fuga mantuvo en vilo los medios de comunicación y dio lugar a investigaciones en Japón y Turquía, donde hizo escala. Se sospecha que el empresario salió en un jet privado del aeropuerto internacional de Kansai con dos cómplices estadounidenses, y que habría escapado de los controles escondiéndose en una caja de equipo para conciertos, según los medios de comunicación japoneses.
Su esposa Carole Ghosn, desde el martes bajo un mandato de arresto de la fiscalía de Tokio por falso testimonio, aseguró que “no sabía nada” de la huida de su marido. “Estaba en Beirut con mis hijos para celebrar la Navidad, alguien me llamó para decirme: ‘tengo una sorpresa para ti’. Fue la más bonita de todo mi vida”, explicó al periódico Le Parisien.
“Irse era la única opción posible porque veía como aplazaban indefinidamente su juicio y le mantenían en condiciones de privación de libertad que buscaban deshumanizarlo”, añadió la esposa de Ghosn.
Líbano, que no tiene acuerdo de extradición con Japón, recibió una demanda de arresto de Interpol. Según la agencia de prensa nacional libanesa, el fiscal general recibirá a Ghosn el jueves. Éste afirmó en la conferencia estar dispuesto a “ser juzgado en cualquier parte mientras tenga un juicio justo”. Por otra parte, Ghosn dijo “no pedirle nada a Emmanuel Macron ni al Gobierno francés”.