29 de abril
Escrito por Jorge Cabrera el 29 abril, 2019
La poeta Alejandra Pizarnik nació el 29 de abril de 1936 en Avellaneda. Se puede enumerar el nacimiento de varias obsesiones poéticas perdurables durante su juventud: la búsqueda de identidad, la construcción de la subjetividad, la infancia perdida y la muerte.
Para Pizarnik escribir no solo representaba el reconocimiento sino, también, la posibilidad de desahogarse, de manifestar esa sensibilidad que poseía. Si bien ella estaba convencida de que la comunicación oral no era una opción viable para expresarse, encontró en la escritura la manera de transmitir sus sentimientos, evolucionando así del lenguaje poético a un tipo de silencio constructivo-destructivo que permite al lector vivir y revivir la visión interna de la poeta.
El extranjerismo es otro de los temas presentes en su poesía. En Pizarnik, la alteridad judía/argentina la hizo outsider, un personaje sin un sitio en la sociedad, con pocas posibilidades de disolverse en la masa amorfa y atomizada de una comunidad. La muerte y la infancia es otro de los ejes ambivalentes más importantes en la poesía pizarnikiana. La infancia es la excepción de la realidad, por lo tanto, representa la vida, el paraíso deseado para una poeta que busca reinventar ese periodo que nunca fue satisfactorio.
Dentro del mundo de la poeta, uno de los principales encuentros es el de la voz múltiple. Toda la poesía de Pizarnik es un diálogo infinito entre ella y todas las que es. El 25 de septiembre de 1972, a los 36 años, se quitó la vida ingiriendo 50 pastillas de Seconal durante un fin de semana en el cual había salido con permiso del hospital psiquiátrico donde estaba internada por un cuadro depresivo tras dos intentos de suicidio.