24 de enero
Escrito por Jorge Cabrera el 24 enero, 2020
Oliverio Girondo murió en Buenos Aires el 24 de enero de 1967. El poeta argentino, vinculado a la vanguardia porteña de los años 1920, fue esposo de la escritora Norah Lange.
En 1915 hizo una breve incursión como dramaturgo, estrenando el drama La madrastra, escrito en colaboración con Zapata Quesada. Juntos escribieron una segunda obra, La comedia de todos los días, que no llegó a estrenarse. Al año siguiente se recibió de abogado con su tesis Warrants agrícolas. Legislación argentina a su respecto. Juicio crítico sobre los mismos, si bien nunca ejerció. Veinte poemas para ser leídos en el tranvía, editado en 1922 en Francia y con ilustraciones del mismo Girondo, está compuesto por poemas, llenos de color e ironía, superan el simple apunte pintoresco y constituyen una exaltación del cosmopolitismo y de la nueva vida urbana e intentan una crítica de costumbres.
La aparición de este libro, un año antes de Fervor de Buenos Aires de Jorge Luis Borges, los señaló como representantes de la vanguardia porteña de esos años, que se nuclearía en torno a las revistas Proa (1922) y Martín Fierro (1924 – 1927). El grupo, además de a Girondo y Borges, incluía a Evar Méndez, Samuel Glusberg, Jacobo Fijman, Xul Solar, Leopoldo Marechal, Raúl González Tuñón y Macedonio Fernández, la mayoría de ellos del Grupo de Florida, caracterizado por su estética elitista y vanguardista y que se reunía en la Confitería Richmond. Después de un nuevo viaje por España, donde conoció a Ramón Gómez de la Serna, publicó su segundo poemario, Calcomanías, en 1925.
En 1926, en un almuerzo organizado por la Sociedad Rural en homenaje a Ricardo Güiraldes, conoció a la escritora Norah Lange, con quien se comprometió en 1934 y se casó en 1943. Tras el fin de la etapa de la revista Martín Fierro, siguió recorriendo diferentes países de Europa y el norte de África (Portugal, Francia, Italia, incluso Egipto, donde conoció las pirámides y navegó por el Nilo). Victoria Ocampo lo invitó a formar parte del Consejo de redacción de su revista Sur, pero Girondo rechazó la propuesta.
En 1932 publicó Espantapájaros, libro heterogéneo que contiene un caligrama, prosas poéticas y poemas en verso. Para promocionarlo, hizo una escultura de papel maché del “espantapájaros académico” que aparece en la portada de la primera edición, obra del ilustrador José Bonomi, la colocó en una carroza coronaria tirada por seis caballos, con aurigas y lacayos incluidos, y la hizo desfilar por la calle, a la vez que alquiló un local sobre la calle Florida donde se vendía el libro, atendido por atractivas muchachas. La campaña resultó un éxito, y el libro agotó la tirada de 5000 ejemplares en un mes.1 La escultura hoy se conserva en el Museo de la Ciudad.
En 1937 escribió dos artículos para La Nación sobre la situación política de Europa y publicó su única ficción en prosa, Interlunio, con aguafuertes de Lino Enea Spilimbergo, en la editorial Sur. En 1940 apareció Nuestra actitud ante el desastre, volumen que recoge artículos escritos sobre la Segunda Guerra Mundial, y dos años después publicó Persuasión de los días, su primer poemario en diez años. En 1946, concluida la guerra, publicó Campo nuestro, un extenso poema telúrico en el que canta a la pampa. Por esos años continuó efectuando viajes con su esposa, dentro y fuera del país.
A partir de 1950 comenzó también a pintar con una orientación surrealista, aunque nunca expuso sus cuadros. En 1953 publicó su último poemario, En la masmédula, obra en la que continuó trabajando en sus últimos años, ampliándolo en la edición de 1956 y la definitiva de 1963, todas editadas por Losada. Por esta época se convirtió en referente de una nueva generación de poetas, como Enrique Molina (con quien tradujo Una temporada en el infierno de Arthur Rimbaud), Aldo Pellegrini, Olga Orozco, Francisco Madariaga, Mario Trejo o Alberto Vanasco.
En 1961 sufrió un accidente automovilístico que lo dejó imposibilitado físicamente, a pesar de lo cual no dejó de trabajar. En 1962 grabó un disco leyendo veintitrés poemas de En la masmédula, para una antología sonora dirigida por Arturo Cuadrado y Carlos Mazzanti, siendo el único registro fonográfico que se conserva de Girondo. Un año después publicó la edición definitiva de En la masmédula, con un total de treinta y siete textos. Realizó un último viaje a Europa con Norah en 1965, durante el cual se encontraron con Rafael Alberti y María Teresa León en Roma, a quienes conocían de sus años en Argentina, tras lo cual volvieron a Buenos Aires, donde Girondo murió el 24 de enero de 1967, a los setenta y cinco años. Su esposa Norah lo sobrevivió cinco años más. Ambos fueron sepultados en el Cementerio de la Recoleta.