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2 de diciembre

Escrito por el 2 diciembre, 2019

Luis Federico Leloir murió en Buenos Aires el 2 de diciembre de 1987. El médico, bioquímico y farmacéutico argentino nacido en París recibió el Premio Nobel de Química en 1970 por sus investigaciones sobre los nucleótidos de azúcar, y el rol que cumplen en la fabricación de los hidratos de carbono. Tras su hallazgo, se lograron entender de forma acabada los pormenores de la enfermedad congénita galactosemia.

En 1933 conoció a Bernardo Houssay, quien dirigió su tesis doctoral acerca de las glándulas suprarrenales y el metabolismo de los hidratos de carbono. El encuentro fue casual, ya que Luis Leloir vivía a solo media cuadra de la casa de su prima, la escritora y editora Victoria Ocampo, quien era cuñada del gastroenterólogo Carlos Bonorino Udaondo, un médico y amigo de Houssay. Su tesis, completada en solo dos años, recibió el premio de la facultad al mejor trabajo doctoral; junto a su maestro descubrió que su formación en ciencias tales como física, matemática, química y biología era escasa, por lo que comenzó a asistir a clases de dichas especialidades en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires como alumno oyente. En 1936 viajó hacia Inglaterra para dar comienzo a sus estudios avanzados en la Universidad de Cambridge, bajo la supervisión de Frederick Gowland Hopkins, quien había obtenido un premio Nobel en 1929 por sus estudios en fisiología y medicina tras descubrir que ciertas sustancias, hoy conocidas como vitaminas, eran fundamentales para mantener la buena salud. Sus estudios en el Laboratorio Bioquímico de Cambridge se centraron en la enzimología, específicamente en el efecto del cianuro y pirofosfato sobre la succínico deshidrogenasa. A partir de este momento, Leloir se especializó en el metabolismo de los carbohidratos.

Hacia 1943 Leloir dejó el cargo de investigador que tenía en la Universidad de Buenos Aires, en solidaridad con su mentor Bernardo Houssay, quien había sido expulsado de la Facultad de Medicina de esa universidad por firmar una carta pública en oposición al régimen nazi de Alemania, en tiempos en que Pedro Pablo Ramírez era presidente de facto de Argentina y Edelmiro Julián Farrell su ministro de guerra. El destino de Leloir fue Estados Unidos, donde ocupó el cargo de investigador asociado en el Departamento de Farmacología de la Universidad de Washington, a cargo del matrimonio de Carl y Gerty Cori, con quienes Houssay compartió el Nobel en 1947. También compartió investigaciones con el profesor D. E. Green en el Enzyme Research Laboratory, College of Physicians and Surgeons de Nueva York. Antes de partir hacia el exilio, se casó con Amelia Zuberbühler, con quien tuvo una hija a la que le pusieron el mismo nombre.

En 1945 regresó a Argentina para trabajar en el Instituto dirigido por Bernardo Houssay, precedente del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de la Fundación Campomar, que Leloir dirigiría desde su creación en 1947 a manos del empresario Jaime Campomar y durante 40 años.

Durante los últimos años de la década de 1940, Leloir realizó con éxito experimentos que revelaron cuáles eran las rutas químicas en la síntesis de azúcares en levaduras con equipos de muy bajo costo, debido a que carecía de recursos económicos. Previo a sus investigaciones, se creía que para poder estudiar una célula no se la podía disgregar del organismo que la albergaba. No obstante, su trabajo demostró que esa teoría pasteuriana era falsa.

En 1968 obtuvo el premio Benito Juárez otorgado por el gobierno de México, el doctorado honoris causa de la Universidad Nacional de Córdoba y la membresía de la Pontificia Academia de las Ciencias de la Ciudad del Vaticano por resolución de sus miembros. En 1970 recibió el Premio Nobel de Química y fue el primer iberoamericano en conseguirlo. Posteriormente su equipo se dedicó al estudio de las glicoproteínas –moléculas de reconocimiento en las células– y determinó la causa de la galactosemia, una grave enfermedad manifestada en la intolerancia a la leche. Las transformaciones bioquímicas de la lactosa en sus propios componentes son conocidas en el mundo científico como el “camino de Leloir”. Donó los ochenta mil dólares del premio al Instituto Campomar para continuar su labor de investigación.

Falleció en Buenos Aires el 2 de diciembre de 1987 a los 81 años, tras un ataque al corazón poco después de llegar del laboratorio a su casa. Fue enterrado en el cementerio de La Recoleta de la ciudad de Buenos Aires.


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