17 de septiembre
Escrito por Jorge Cabrera el 17 septiembre, 2019
Sir Karl Raimund Popper murió el 17 de septiembre de 1994 a los 92 en Londres. El filósofo y profesor británico nacido en Austria es generalmente considerado como uno de los filósofos de la ciencia más importantes del siglo XX.
Popper es conocido por su rechazo de los puntos de vista inductivistas clásicos sobre el método científico en favor de la falsificación empírica. Una teoría en las ciencias empíricas nunca puede ser probada, pero puede ser falsificada, lo que significa que puede y debe ser examinada por experimentos decisivos.
Popper también es conocido por su oposición a la Teoría de la justificación clásica de la epistemología, que reemplazó por el racionalismo crítico, a saber, “la primera filosofía de crítica no justificable en la historia de la filosofía”.
Además de sus notables contribuciones a la epistemología, Popper es recordado por muchos como un filósofo, teórico del liberalismo y defensor de la sociedad abierta frente a los sistemas que, según su concepción, resultaban totalitarios, tales como el comunismo y el nacionalsocialismo. Sin embargo, para comprender sus posiciones políticas, es preciso partir de sus aportaciones a la teoría del conocimiento.
La obra más conocida de Karl Popper es La sociedad abierta y sus enemigos, escrita durante la Segunda Guerra Mundial desde su exilio en Nueva Zelanda. En ella el autor se propone aplicar a la política sus teorías sobre la ciencia y el avance del conocimiento. Al tiempo, Popper indaga en la historia de la filosofía para trazar los orígenes del totalitarismo que había desembocado en la guerra y en la radical crisis del pensamiento occidental.
Thomas Kuhn, en su influyente obra La estructura de las revoluciones científicas argumentó que pocas veces los científicos han actuado siguiendo estrictamente los postulados popperianos del falsacionismo. Por el contrario, Kuhn defiende la tesis de que la ciencia ha avanzado a través de paradigmas que dominan la mentalidad de cada época: los nuevos desarrollos científicos son únicamente examinados a la luz del paradigma en uso y solo raramente ocurre una revolución que cuestiona el paradigma mismo.