Este lunes a las 7 de la tarde expiró el plazo del ultimátum dado a Evo Morales por una parte de la oposición, para que dimita. El líder de las protestas en Santa Cruz anunció: «Si el jefe de Estado no renuncia a su cargo, se tomarán medidas más radicales».
¿Qué medidas? Aún no se sabe. Pero los ciudadanos que se oponen a un nuevo mandato de Evo Morales están decididos a continuar la movilización, especialmente en la ciudad de Santa Cruz, que lleva 12 días bloqueada.
Sin embargo, las opiniones están empezando a divergir dentro de la oposición. Algunos abogan por la violencia, otros por agrupaciones pacíficas. Muchos rechazan cualquier etiqueta política, mientras candidatos desafortunados pretenden dirigir la lucha.
Hoy todo el mundo está de acuerdo en una cosa: ya no quieren una segunda vuelta, sino que se cancelen las elecciones y que se organice una nueva votación. Y la evaluación del proceso electoral por parte de la Organización de los Estados Americanos (OEA) no cambia nada: para la oposición, el juego ya está amañado.
El país votó por su próximo presidente el 20 de octubre pasado. Ambos bandos, pro y anti-Evo Morales, dicen que están dispuestos a luchar para que se respete su decisión. La pregunta es, ¿quién durará más tiempo?