“Renuncio. Lamento mucho este golpe cívico y que algunos sectores de la policía puedan plegarse para atentar contra la democracia”, dijo Morales en una declaración televisada en la noche del domingo, para anunciar su dimisión. A raíz de las sospechas de fraude en las elecciones del 20 de octubre, varios sectores opositores se aglutinaron para exigirle a Morales la organización de nuevos comicios.
Todo se aceleró este domingo tras el llamado de la Organización de Estados Unidos Americanos, OEA, a anular la primera vuelta de las elecciones debido a las irregularidades en torno al voto.
Luego, el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas pidió la renuncia del presidente. Pocas horas después de este llamado, el mandatario boliviano anunció que dejaba el poder.
“Se ha consumado un golpe de Estado que se puso en marcha en distintas etapas y a diferente escala”, dijo a RFI Amanda Dávila, ex ministra de comunicación del gobierno de Morales de 2012 a 2014.
Dávila estima primero que “un poco antes de las elecciones, la oposición anunció que, independientemente del resultado de las elecciones (del 20 de octubre), no aceptaría estos comicios porque de entrada ya había fraude”.
“Luego de las elecciones, la oposición continúo sosteniendo que hubo fraude frente a lo cual el presidente Evo Morales convocó a la OEA para hacer una auditoría y el compromiso del presidente fue claro desde un principio: si hubiese alguna irregularidad detectada en auditoría se iba a convocar a nuevas elecciones. Esto ha sucedido hoy”, recuerda la ex ministra de Comunicación de Morales.
Dávila cuenta que “el presidente convocó a nuevas elecciones y también pidió la renovación del Tribunal Electoral para hacer nuevos comicios, pero a esta fecha la escalada del golpe ya alcanzó su punto absolutamente incontrolable con secuestros de familiares de los ministros, ministras de Estado y de diputados y senadores del Movimiento al Socialismo (MAS). Incendiaron la casa de la hermana del presidente, por lo que el presidente decidió renunciar”.
“Su renuncia entra dentro de esa lógica de evitar la violencia”, justificó Dávila, en entrevista con RFI.
Una “lección al mundo”
En cambio, los sectores opositores celebraron la renuncia de Morales tras 14 años de presidencia. Se registraron también actos vandálicos y hostigamiento, tanto contra partidarios y colaboradores de Morales, como contra opositores.
El candidato opositor y expresidente Carlos Mesa dijo que los bolivianos habían “dado una lección al mundo”. “Nunca olvidaré este día único. El fin de la tiranía. Agradecido como boliviano por esta lección histórica”, escribió además en su cuenta de Twitter.
“No nos moveremos de las calles hasta que el dictador, el asesino se vaya de Palacio“, dijo la excandidata presidencial Ruth Nina, que preside una asociación de esposas de policías, en las puertas de un cuartel de La Paz, donde había uniformados amotinados.
“Evo Morales podía haber entrado a la historia por la puerta grande. Pero al haber hecho fraude en las últimas elecciones sale como un tirano, como una persona que no respetó la democracia y no respetó el voto del pueblo”, estimó el empresario y ex candidato presidencial de centro derecha Samuel Doria Medina, al micrófono de RFI.
“Claramente su posición era indefendible porque la causa de la defensa de la democracia y del voto tiene un valor moral muy grande. Y su causa de defender el fraude y el engaño no podía triunfar”, agregó Medina.
Con la renuncia de Morales, de su vicepresidente y de los presidentes del Senado y de la Cámara de diputados, quienes, según la Constitución, deberían asumir el mando en ausencia del presidente, se abre un periodo incierto en Bolivia.