La ciudad blindada
Escrito por admin el 29 noviembre, 2018
La cumbre de los jefes de estado y de Gobierno tendrá lugar en un sector de la capital argentina vallado y protegido por 22.400 hombres. A cinco kilómetros de esta zona de exclusión, una manifestación convocada por asociaciones locales e internacionales protestará contra el encuentro. Las autoridades negocian con los organizadores para evitar violencias.
Las escenas de guerrilla urbana que marcaron la Cumbre de Hamburgo, en julio de 2017, impresionaron y preocuparon a las autoridades argentinas. En el momento de suceder a Alemania en la presidencia del G20, en noviembre del año pasado, el gobierno de Mauricio Macri tuvo como prioridad evitar que hechos similares se reproduzcan durante la Cumbre de Buenos Aires, que tendrá lugar el 30 de noviembre y el 1 de diciembre de 2018.
En un año, en el que se abrió con la Asamblea General de la OMC (Organización Mundial del Comercio) y en el que hubo numerosas reuniones ministeriales del G20, la Argentina recibió a miles de personalidades de primer nivel sin mayores incidentes. Esto permitió, también, testear y mejorar su dispositivo de seguridad en vistas de la Cumbre. Para ello, solicitó y obtuvo asesoramiento de varios países miembros del Grupo, entre ellos Estados Unidos, Francia, Alemania y el Reino Unido, así como de Israel.
Pero esta cumbre es un desafío sin precedentes para la Argentina. Superior al de la Cumbre de las Américas del 2005 en Mar del Plata, en la que el entonces presidente Néstor Kirchner y sus pares el brasileño Luis Inácio Lula da Silva y el venezolano Hugo Chávez frustraron el proyecto de Tratado de libre comercio continental del estadounidense George W. Bush.
Esta vez estarán presentes los dirigentes de países que representan el 85% del PBI mundial : de Donald Trump a Xi Jinping, pasando por Vladimir Putin, Angela Merkel, Emmanuel Macron y Theresa May, sin olvidar a Christine Lagarde, la directora gerente del FMI (Fondo Monetario Internacional) y Jean-Claude Juncker, el presidente de la Comisión Europea, entre otros dirigentes de instituciones internacionales.
El primer objetivo de las autoridades es garantizar la seguridad de los jefes de Estado y de Gobierno extranjeros, de sus delegaciones (7.500 personas) y de los 4.500 periodistas acreditados para la Cumbre. En lo que les respecta, la principal amenaza es un atentado terrorista: los servicios de inteligencia
argentinos están en estado de alerta e intercambian con las agencias occidentales, israelí, rusa y china.
Rumores de amenazas
Hay rumores sobre amenazas vinculadas a los atentados de 1992 (embajada de Israel) y 1994 (mutual judía Amia), atribuidos a Irán, pero no parecen muy serias. El segundo objetivo es evitar que la cumbre sea perturbada por manifestaciones en contra del G20 El tercero, que las protestas no generen escenas de violencia comparables a las de Hamburgo.
Para ello, 22.400 hombres serán movilizados. 13.400 pertenecen a las fuerzas federales (Gendarmería, Prefectura Naval, Policía Federal y Policía de Seguridad Aeroportuaria) y 9.000 a las policías metropolitana y de la provincia de Buenos Aires. Hay que agregar 3.500 agentes extranjeros, a cargo de la protección de sus delegaciones, siendo los más numerosos los estadounidenses y los rusos.
La Cumbre de jefes de Estado tendrá lugar en Costa Salguero, un centro de convenciones que bordea el Río de la Plata, cuyas costas estarán bajo control de la Armada, y todo un sector de la ciudad, a lo largo del río, que incluye los grandes hoteles en los que se alojarán las delegaciones extranjeras y el Centro de Prensa, estará herméticamente cerrado.
Solo podrán acceder a esa zona de exclusión los participantes acreditados para la Cumbre, trasladados por vehículos oficiales, y los vecinos residentes, previamente censados. Otra zona de exclusión será establecida en la noche del 30 de noviembre, alrededor del Teatro Colón, donde el presidente Mauricio Macri recibirá a sus pares para una cena de gala precedida por un espectáculo artístico.
Una marcha avenida de Mayo
En los otros barrios de la ciudad, lejos de los lugares que frecuentarán los participantes a la Cumbre, el transporte público (subterráneos y autobuses) será restringido entre el jueves 29 a la medianoche y el domingo 2 de diciembre. Ello, obviamente, con el fin de impedir que manifestantes anti G20 se acerquen de la Cumbre y limitar los riesgos de enfrentamientos entre militantes y fuerzas del orden a proximidad de la zona de exclusión.
La principal manifestación contra el G20 tendrá lugar el viernes 30 de noviembre a la tarde. La marcha, cuyo recorrido fue objeto de negociaciones entre las autoridades y los organizadores, partirá del sur de la ciudad para llegar al Congreso por la avenida de Mayo. Es decir que el acto de cierre se
realizará a unos cinco kilómetros del lugar en el que estarán reunidos los jefes de Estado. Precedido por una “Cumbre de los Pueblos”, también frente al Congreso, este jueves, la manifestación es organizada por el colectivo “Confluencia Fuera G20-FMI”, que reúne a 22 oenegés internacionales y 65 movimientos argentinos.
En la comisión directiva del colectivo, el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel fue el interlocutor privilegiado por el gobierno en las negociaciones destinadas a evitar incidentes. Es el objetivo común de ambas partes. Los organizadores afirman que la protesta será pacífica y que es responsabilidad del Gobierno que no haya provocadores. Para que la manifestación sea un éxito, es importante que no haya incidentes.
Listas de personas que participaren en las acciones de Hamburgo
Es también un desafío para el colectivo “Confluencia”: en los últimos tiempos, muchas de las protestas que hubo en la Argentina terminaron con violencias provocadas por pequeños grupos que se sumaron a la cola de la manifestación para apedrear a las fuerzas del orden y destruir mobiliario urbano, suscitando una respuesta, a menudo desproporcionada, de parte de la policía.
Algunos de estos “autónomos” estarían vinculados a organizaciones locales de extrema izquierda que están estrechamente vigiladas por los servicios de seguridad desde hace semanas. En cuanto a los eventuales militantes antiglobalización extranjeros, serán sin duda mucho menos numerosos que en Hamburgo: listas de personas consideradas peligrosas por haber participado en acciones violentas de este tipo en Europa o América del Norte fueron enviadas por los gobiernos concernidos a las autoridades argentinas. Si alguno de ellos intentara entrar en el país, sería expulsado. Por otra parte, es obviamente más fácil llegar a Hamburgo en tren desde cualquier ciudad europea que llegar a la Argentina después de un viaje de 12.000 km.
Si no hay violencias, la capacidad de movilización de las organizaciones locales, la desconfianza que suscita el FMI y el rechazo que genera Trump, que será uno de los actores principales del encuentro, deberían garantizar el éxito de la manifestación del 30 de noviembre.
Con esta cumbre finaliza la presidencia argentina del G20, que fue buena según la mayoría de los países miembros, especialmente porque ayudó a evitar confrontaciones, en particular con EEUU y logró consensos en las reuniones ministeriales. Será un éxito para Macri si se termina con una declaración conjunta también consensuada y si el encuentro entre Trump y Xi Jinping arroja un resultado positivo. Además, el presidente argentino tendrá 17 bilaterales con les jefes de Estado y de Gobierno presentes, empezando con el francés Emmanuel Macron este jueves. Se sumarán, entre otros, líderes de Estados Unidos, Alemania y el Reino Unido, países que, junto a Francia, fueron los más firmes apoyos de la Argentina en el FMI. Todo positivo. A condición, claro está, que no haya incidentes graves el 30 de noviembre y 1 de diciembre, dentro o fuera de la zona de exclusión.
Juan Buchet para RFI