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Marche preso

Escrito por el 23 agosto, 2018

José Maria Marín fue sentenciado a cuatro años de cárcel por una jueza de Nueva York, quien lo comparó con un “cáncer” que carcomió el deporte más popular del planeta.

El expresidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) es el primer gran jefe del fútbol mundial en ser condenado y encarcelado en Estados Unidos en el marco del FIFAgate.

 

“Pura codicia”

Cuando asumió la jefatura de la CBF y comenzó a aceptar coimas, a partir de 2012, Marín tenía 79 años y ya era multimillonario. “Su crimen fue de pura codicia injustificada”, sostuvo la jueza Pamela Chen. Agregó “Marín dice que ama el deporte, pero él y sus co-conspiradores fueron el mismo cáncer en el deporte que dice amar”.

Marín deberá pagar una multa de 1,2 millones de dólares y devolver los casi 3,4 millones que recibió en sobornos a cambio de contratos de televisación de la Copa América, la Copa Libertadores y la Copa de Brasil. También buscó recibir más de 10 millones en sobornos que nunca cobró.

La fiscalía reclamaba 10 años de cárcel, y la defensa decía que debía ser liberado porque cumplió ya 13 meses de prisión (cinco en Suiza y ocho en Estados Unidos), su edad es muy avanzada y su salud muy frágil. Sus abogados dijeron que Marín padece ansiedad y depresión, tiene problemas digestivos y un zarpullido en todo el cuerpo.

Una audiencia para estimar el monto que deberá restituir a sus víctimas -la FIFA, la Concacaf y la Conmebol- tendrá lugar en octubre. La CBF no se presentó como víctima ante la corte.

 

Marín intentó tocar la fibra sensible

Al comparecer en la audiencia, Marín no mostró remordimientos pero en una carta que leyó ante el tribunal dijo que lamentaba si sus acciones habían perjudicado a alguien. Al hablar de su esposa Neusa, con la que está casado desde hace 60 años y que estaba presente, rompió en llanto y se agitó terriblemente.

Sus abogados y la jueza trataron de impedir que continuase, pero él siguió: “Puedo morir en la cárcel (…) ¡La herencia de mi mujer y de mi familia, no les quiten sus medios para sobrevivir!”, urgió mirando al fiscal Sam Nitze, en referencia a las multas y restituciones que deberá pagar.

Marín insistió en que el fútbol era su gran amor y que como futbolista profesional pudo financiar su carrera de abogado, pero que desde que fue arrestado el 27 de mayo de 2015 en un hotel de Suiza a pedido de Estados Unidos, el deporte rey se ha convertido para él en “una gran pesadilla”.

 

 

 

RFI

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