El esperado (y temido) contraataque

China anunció que gravará la soja, los automóviles y hasta los aviones si es que Estados Unidos aprueba los impuestos sobre sus productos de alta tecnología.

Tanto el país de Xi Jinping como el de Donald Trump parecen no estar dispuestos a dar marcha atrás, muy por el contrario. Ambos formaron una lista de más de 100 productos que serán gravados en la importación al país rival. Las mismas alcanzan los 50.000 millones de dólares.

China se justificó alegando que el accionar de Estados Unidos «viola altamente» los tratados multilaterales y que es la única manera que tiene de defender sus derechos. Algunas semanas atrás el presidente norteamericano había expresado que su déficit «con China es el mayor de la historia de la humanidad. La palabra clave es reciprocidad. Queremos tarifas espejo: si nos gravan, gravamos igual. Lo que no puede ser es que a nuestros coches les impongan una tarifa del 25%, y que nosotros a los suyos, solo del 2%”. Cada uno se justifica pero la guerra comercial parece estar cada vez más firme.

El puntapié inicial lo dio Donald Trump lanzando la lista de productos que quedarían sujetos a impuestos, con un plazo de un mes para llegar, luego de consultas y tratativas, a un acuerdo en el que nadie salga perjudicado.

El presidente estadounidense mantiene en agenda el impuesto al acero y al alumnio que tanto revuelo armó en la última reunión del G-20 celebrada en Buenos Aires. El rival más fuerte en ese caso era la Unión Europea que también había advertido sobre los riesgos de una guerra comercial.