29 de mayo
Escrito por Jorge Cabrera el 29 mayo, 2019
El Cordobazo cumple medio siglo. El 29 de mayo de 1969 comenzó una insurrección popular en la ciudad de Córdoba. Fue liderada por Elpidio Torres y Atilio López, secretarios generales respectivamente de los sindicatos SMATA (mecánicos) y Unión Tranviarios Automotor, pertenecientes a la Confederación General del Trabajo (CGT), y Agustín Tosco del sindicato de Luz y Fuerza de la CGT de los Argentinos.
Formó parte de una serie de puebladas en Argentina entre 1969 y 1972 – todas ellas nombradas con palabras terminadas con el sufijo “azo”-, contra la dictadura gobernante autodenominada “Revolución Argentina”. Las puebladas de 1969 y comienzos de 1970 debilitaron al gobierno militar y fueron uno de los factores que llevaron al reemplazo del dictador Juan Carlos Onganía en junio de 1970, abriendo paso a una salida electoral que terminó concretándose con las elecciones de 1973. Dos años después se produjo el segundo Cordobazo, también llamado Viborazo.
El jueves 29 de mayo los trabajadores se concentraron en sus lugares de trabajo como todos los días. La huelga general había sido declarada con 37 horas de duración, para que se iniciara a las 11 de la mañana. Los manifestantes confluyeron hacia el centro en dos grandes corrientes: 1) desde el sur, por la Avenida Vélez Sarsfield, con la gran columna del SMATA partiendo de IKA-Renault; 2) desde el norte-noroeste, por la Avenida Colón y la Avenida General Paz, donde concentró Luz y Fuerza. El objetivo era realizar un acto al mediodía, en la plaza Vélez Sarsfield, una plaza circular que estaba ubicada en el cruce del boulevard San Juan-Junín (luego Illia), con la avenida Vélez Sarsfield-Gral. Paz. Actualmente en ese punto, frente al Patio Olmos, se encuentra el monumento a Tosco.
A las 12:30 se produjo la primera víctima fatal entre los integrantes de las columnas populares. Máximo Mena, delegado del SMATA en IKA-Renault, muere asesinado por la policía montada, que se estaba enfrentando con la columna del SMATA en el área de la plaza Vélez Sarsfield, y estaba siendo superada. Las imágenes de los medios de la época publicaron varias fotografías de la policía montada huyendo de los manifestantes y disparando sus armas de fuego. El asesinato provocó una reacción en cadena y la salida a la calle de decenas de miles de personas que se sumaron a la protesta. En pocos minutos a los quince mil militantes que iniciaron la protesta, se habían sumado más de treinta mil, dispuestos a desalojar a la policía de la ciudad.
El Ejército tomó control del centro, allanó las sedes de SMATA y Luz y Fuerza, deteniendo a sus dirigentes y abrió un paso a través del Barrio Alberdi, para establecer una vía de tránsito hacia los cuarteles. La población no obedeció el toque de queda y miles de personas estaban en las calles, mirando la llegada de las tropas y en algunos casos gritando o mostrando carteles. Durante toda la noche ardieron las fogatas y sonaron disparos de los rifles 22 que utilizaban los manifestantes y las ametralladoras que usaban los militares.
Desde la madrugada del 30 de mayo el Ejército fue ocupando los barrios, despejándolos de barricadas y obstáculos, y colocando puestos de guardia que garantizaran el control de la ciudad. En el Barrio Alberdi se desalojó el Hospital de Clínicas. Fueron detenidas unas 300 personas, de las cuales 104 fueron enjuiciadas sumariamente por los tribunales militares. Años después, el general de división Eleodoro Sánchez Lahoz, quien comandaba el Tercer Cuerpo de Ejército que tuvo a su cargo recuperar la ciudad, describió gráficamente el grado de apoyo que el Cordobazo tuvo por parte de la población: “Me pareció ser el jefe de un ejército británico durante las invasiones inglesas. La gente tiraba de todo de sus balcones y azoteas”.
Durante todo el día continuarían los actos relámpago, pero con más dificultades. El último bastión fue el Hospital de Clínicas, rendido la noche del viernes 30. Al día siguiente aún hubo operaciones del Ejército, que recién tomo control completo de la ciudad el domingo 1 de abril.
El Cordobazo es considerado por casi todos los historiadores como un hecho clave en la historia argentina posterior a 1955, mientras que la mayoría de las fuerzas políticas, sindicales y estudiantiles lo consideran como una gesta popular. Una calle de la ciudad de Córdoba lleva el nombre de “El Cordobazo” y la estratégica Avenida de Circunvalación de la ciudad lleva en nombre de “Agustín Tosco”. El Cordobazo debilitó el proyecto de dictadura permanente de Onganía, de cuya caída un año después es habitualmente considerado un antecedente. En los tres años siguientes de la dictadura, siguieron realizándose una gran cantidad de puebladas que, junto a las acciones de las organizaciones guerrilleras surgidas en 1969 y 1970, contribuyeron a generar un clima insurreccional. Dos años después, un segundo Cordobazo, conocido también como Viborazo, produjo la renuncia del interventor militar de la provincia.