14 de julio
Escrito por Jorge Cabrera el 14 julio, 2019
La toma de la Bastilla se produjo en París el martes 14 de julio de 1789.
A pesar de que la fortaleza medieval conocida como la Bastilla solo custodiaba a siete prisioneros, su caída en manos de los revolucionarios parisinos supuso simbólicamente el fin del Antiguo Régimen y el punto inicial de la Revolución francesa.
La imagen revolucionaria ampliamente difundida del mito de una prisión donde se pudrían las víctimas de la monarquía no corresponde por lo tanto con el uso de la fortaleza en el momento de su toma, dado que la fortaleza había perdido en parte su función de prisión de Estado. Pero refleja una realidad que sí había existido desde el siglo XVII, cuando el Cardenal Richelieu empezó a utilizarla como cárcel de Estado.
La rendición de la prisión, símbolo del despotismo de la monarquía francesa, provocó un auténtico sismo social tanto en Francia como en el resto de Europa, llegando sus ecos hasta la lejana Rusia. Fortaleza del secreto, y lugar sin justicia, la Bastilla fue la primera cita de la Revolución.
Algunos historiadores explican que el sitio y la capitulación de la prisión no debió ser un hecho muy heroico en vista de que solo era defendido por un puñado de hombres, y que los únicos muertos habrían sido el alcaide Bernard de Launay y el político Jacques de Flesselles. Los documentos de la época dejan constancia de que el 14 de julio de 1789, la fortaleza estaba defendida por 32 soldados suizos y 82 «inválidos de guerra», disponiendo de cañones y de municiones en abundancia. El asedio se saldó con 98 muertos, 60 heridos y 13 mutilados, entre los asaltantes.
A partir de 1880, el 14 de julio ha sido el Día Nacional de Francia, pero no para celebrar la toma de la Bastilla en sí, sino para recordar la Fiesta de la Federación de 1790, cuya fecha coincidía a propósito y que celebraba la reconciliación y la unidad de todos los franceses.